Crédito: Ailyn Loponte - Agencia Télam
Según un estudio realizado por UNESCO en 125 países, el 73% de las mujeres periodistas han sufrido algún tipo de violencia online que incluyen amenazas de violencia física, muerte y violencia sexual. El 20% de las encuestadas declaró que la hostilidad recibida en internet se ha traducido en agresiones offline y que en muchos casos las amenazas no solo están dirigidas contra ellas sino que también incluyen a personas de sus entornos, como hijxs y parejas. Este informe también revela que la hostilidad es mayor aún contra las trabajadoras de prensa que cubren temas como género, política y derechos humanos.
Pero estos números no pueden leerse aislados de una perspectiva interseccional: el racismo, el fanatismo religioso, la homofobia y la transfobia se cruzan con el sexismo y la misoginia y el resultado de ello es que las periodistas que padecen distintos tipos de discriminación al mismo tiempo son las que más expuestas están a la violencia y las que más sufren el impacto de la misma. Las mujeres negras, indígenas, árabes y judías y las que son parte de la comunidad LGBTTIQ+ muestran las mayores tasas de odio online.
Casi la mitad de las mujeres consultadas aseguró que fueron agredidas en ataques que parecían estar vinculados a campañas de desinformación, lo cual no sorprende al ver que las redes sociales en las que las mujeres periodistas reciben más violencia son Facebook y Twitter, conocidas por ser los vectores de circulación más utilizados para difundir noticias falsas pero también las más utilizadas por lxs comunicadorxs para difundir sus trabajos. Esta violencia tiene como resultado más inmediato y numeroso la autocensura en redes (30% de las encuestadas) lo cual implica un alto número de voces acalladas.
Al momento de denunciar estas agresiones ante sus empleadores, solo el 25% decide hacerlo y la respuesta más recibida es la “no respuesta”, seguida por comentarios del tipo “tienes que endurecerte”. En los lugares de trabajo, a pesar de los considerables avances que hubo en la materia, todavía se culpabiliza a la víctima y se alienta a las mujeres periodistas a dejar de hablar sobre estas agresiones y a evitar temas “controversiales” para de esa manera disminuir los ataques.
En nuestra región, según el informe "Ser periodista En Twitter. Violencia de género digital en América Latina”, al comparar las agresiones online que reciben varones respecto de sus pares mujeres, las trabajadoras de prensa reciben un 10% más de menciones que ponen en duda su capacidad intelectual, un 20% más de expresiones sexistas y un 30% más de comentarios sobre su apariencia física.
De acuerdo al estudio realizado por la Federación Internacional de Periodistas en 2017 sobre violencia basada en el género dentro de los medios de comunicación, la mitad de las mujeres periodistas ha sufrido agresiones de distinto tipo en sus trabajos, y si bien el 45% de los perpetradores son personas por fuera del espacio laboral, el 38% corresponde a jefes o superiores y el 17% a colegas. Más de la mitad de las mujeres encuestadas dijo haber recibido ataques verbales, 41% declaró haber sufrido abuso psicológico, el 37% fue víctima de acoso sexual, el 21% padeció abuso económico y el 11% recibió violencia física.
Detrás de todos estos datos, lo que queda en evidencia es la falta de herramientas de las trabajadoras en general y de las periodistas en particular para enfrentar de forma efectiva la violencia que sufren en el contexto laboral y de los espacios de trabajo para prevenirla. Si bien el problema de la violencia patriarcal es estructural, se han desarrollado instrumentos que establecen protocolos para abordarla, y ese es el caso del Convenio 190 y la recomendación 206 sobre la Eliminación de la Violencia y el Acoso en el mundo del Trabajo, de la Organización Internacional del Trabajo. Este convenio establece la corresponsabilidad de los Estados, los sindicatos y las organizaciones empleadoras en la erradicación de la violencia laboral y en la creación de espacios de trabajo decentes, libres de todo tipo de violencia. Esta herramienta se enfoca en la promoción de acciones de prevención que contribuyan a un cambio cultural.
En América Latina y el Caribe, sólo tres países han ratificado el Convenio 190: Argentina, Uruguay y Ecuador. Por lo tanto, desde la Federación Internacional de Periodistas alentamos a todas las organizaciones afiliadas a continuar realizando acciones con el objetivo de impulsar la ratificación de este instrumento en toda la región para avanzar hacia espacios de trabajo inclusivos, sin discriminación ni violencias basadas en el género, clase, etnia, orientación sexual o religión, con igualdad salarial y de oportunidades.