Argentina: jornada nacional de memoria por un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976
Hoy se cumplen 46 años del inicio de la última dictadura cívico-militar, que ocupó el gobierno argentino entre los años 1976 y 1983. En el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” fueron detenidxs y desaparecidxs al menos 243 trabajadorxs de prensa. Los restos de la gran mayoría de lxs colegas jamás fueron encontrados. En memoria de ellxs y de las 30 mil personas que fueron asesinadas por el gobierno de facto, hoy se realizan encuentros y movilizaciones en todo el país. Además, mañana se realizará un homenaje al periodista desaparecido Rodolfo Walsh, que se ha convertido en emblema de la resistencia a la dictadura y de la lucha a través del trabajo investigativo.
La dictadura más sangrienta de la historia argentina comenzó el 24 de marzo de 1976, y tras la recuperación de la democracia es la fecha elegida por los organismos de derechos humanos y organizaciones sindicales, políticas y sociales para ejercer la memoria, exigir la verdad y demandar justicia por las 30 mil víctimas de ese proceso. Según una investigación realizada por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Avellaneda, durante los ocho años de dictadura, fueron desaparecidxs y asesinadxs al menos 243 trabajadorxs de prensa. Muchxs de ellxs fueron delegadxs sindicales y militantes políticxs, que se desempeñaban en medios de comunicación privados, públicos, o redacciones de publicaciones partidarias. También había un importante número de estudiantes de las carreras de periodismo y comunicación.
Los crímenes contra periodistas y comunicadorxs en los años de terrorismo de Estado tuvieron como motivación tanto el trabajo periodístico de todxs ellxs como su involucramiento político. La existencia de periodistas comprometidxs con la verdad en tiempos de censura era una amenaza para el gobierno de facto. Es por ello que el gremio fue fuertemente golpeado con las desapariciones y asesinatos de figuras emblemáticas de la profesión, tales como Haroldo Conti, Alicia Eguren, Raymundo Gleyzer, Héctor Oesterheld, Rodolfo Ortega Peña, Paco Urondo y Rodolfo Walsh. El terror infringido por la dictadura a través de las desapariciones y asesinatos tenía como objetivo el silenciamiento de aquellas voces disidentes que no podían ser censuradas con los mecanismos “tradicionales”, de los que también hizo uso la dictadura, como cierres de medios de comunicación o la aplicación de organismos de control de contenidos.
46 años después del inicio de la dictadura, las organizaciones de periodistas de Argentina reivindican el trabajo, la trayectoria y la militancia de lxs colegas asesinadxs. Pero el crimen de la desaparición forzada, que fue sistemáticamente utilizado durante esos años, hace que no haya certezas definitivas sobre las cifras totales. Es por eso que el trabajo de investigación y divulgación realizado por SiPreBA en conjunto con la UNdAV es de vital importancia para elaborar listados que den luz sobre la cantidad de trabajadorxs de prensa desaparecidxs, sus vidas y sus legados. También es imprescindible el ejercicio activo de la memoria colectiva, experiencia en la que Argentina tiene un amplio trabajo. En este sentido, mañana se realizará un mural en homenaje a Rodolfo Walsh, uno de los periodistas más emblemáticos de esa etapa. La actividad está organizada por el SiPreBa en conjunto con la Asociación Gremial de Trabajadorxs del Subte y Premetro, dado que el Walsh fue capturado en el ingreso a una de las estaciones del subterráneo de Buenos Aires. Esa estación, gracias a años de lucha de lxs trabajadorxs, se llama Rodolfo Walsh desde 2013.
La Federación Internacional de Periodistas se suma al pedido histórico de memoria, verdad y justicia de los organismos de derechos humanos y las organizaciones de trabajadorxs y exige que se castigue a todxs lxs culpables por las desapariciones y asesinatos de colegas. También se mantiene en alerta ante el crecimiento exponencial de los discursos negacionistas en los medios de comunicación y redes sociales sobre los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado. Para una sociedad democrática y con ejercicio pleno de la libertad de expresión es necesario un periodismo que esté basado en el respeto irrestricto de los derechos humanos y la verdad.