Brasil: un consejal atacó a un comunicador en Cocal

Brasil: un consejal atacó a un comunicador en Cocal

Godofredo Brito, locutor de una radio comunitaria de la región de Cocal, fue agredido por el consejal Antonio Carlos Camelo de Pinho cuando el comunicador se disponía a bajar de su vehículo para investigar una denuncia por malversación de fondos en obras públicas del municipio. La Federación Internacional de Periodistas acompaña a la Federación Nacional do Jornalistas (FENAJ) en su preocupación por la violencia que sufren las personas que cumplen la tarea de informar a sus comunidades, en regiones apartadas, sin el apoyo y la protección que brindan los grandes medios.

 Brasil: un consejal atacó a un comunicador en Cocal

Crédito: Federación Nacional de Jornalistas (FENAJ)

El lunes 23 de octubre el comunicador Godofredo Brito fue amenazado y golpeado por el concejal Antonio Carlos Camelo de Pinho, conocido como Carlão, quien se acercó con un arma blanca cuando Brito intentaba bajar de su auto para investigar una denuncia sobre el uso de dinero público en obras viales. El ex candidato a diputado por el Partido Liberal denunció haber recibido golpes de puño y realizó la denuncia ante las autoridades. 

La Federación Nacional do Jornalistas (FENAJ) junto a otras organizaciones sindicales se solidarizaron con Brito por la agresión sufrida y expresaron: “La radicalización y la violencia que rodean al periodismo local en muchos municipios brasileños son preocupantes. La mayoría de las veces, son estos periodistas los que cubren el día a día de sus ciudades y son las principales fuentes de información para los demás habitantes.Las violaciones contra estxs profesionales son amenazas a la libertad de prensa y deben ser combatidas con rigor.Hay que dar a lxs comunicadorxs la seguridad que necesitan para desempeñar su papel en la sociedad”

La Federación Internacional de Periodistas adhiere a la postura y preocupación de FENAJ, que acertadamente alerta sobre el aumento de la violencia bajo la que deben trabajar lxs periodistas y comunicadorxs locales, que informan sin el apoyo de grandes medios -aunque éstos se alimenten de las noticias que reportan- y que enfrentan en soledad las consecuencias de investigar las connivencias y corrupción de los poderes locales. La legitimación de agredir a la prensa por “inmiscuirse” en asuntos de interés público se acrecentó notablemente desde la presidencia de Jair Bolsonaro, recientemente condenado por el Tribunal Superior de San Pablo por asedio moral colectivo. Comunicadorxs y periodistas enfrentan el desafío de desarrollar su tarea en un ambiente que habilita las agresiones, arriesgando su integridad física para garantizar el derecho a la información de la población. Se deben buscar herramientas colectivas para desarticular la hostilidad contra la prensa y restaurar la alianza entre el pueblo y quienes le garantizan el derecho a la libertad de expresión y el acceso a la información. 

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