Colombia: preocupa la violencia incesante contra periodistas
Las denuncias de amenazas, hostigamiento y ataques contra trabajadorxs de prensa de todo el país no cesan. En el marco del Paro Nacional, se incrementaron los hechos de violencia contra aquellxs comunicadorxs que reportaban acerca de las agresiones de las fuerzas de seguridad en las manifestaciones populares. Según organizaciones de derechos humanos los números son lapidarios: desde el comienzo del paro nacional se registraron 129 casos de agresiones físicas, 52 amenazas, 28 casos de obstrucción al trabajo periodístico, 25 hechos de hostigamiento, 18 robos o eliminación de material, y 15 detenciones ilegales.
En los cuatro meses que transcurrieron desde el comienzo del Paro Nacional en Colombia, los hechos de violencia contra trabajadorxs de prensa no cesaron: detenciones, agresiones durante las coberturas e intimidaciones fueron moneda corriente. En ese contexto, también se recrudecieron las amenazas: el periodista de Canal 2, José Alberto Tejada, ha sido hostigado en reiteradas ocasiones, y la última agresión fue registrada la semana pasada, cuando dos personas uniformadas sin identificación lo abordaron en la puerta de su casa e increparon a los escoltas con los que cuenta el comunicador. Tras esta situación, circuló por whatsapp un supuesto comunicado atribuido al encargado nacional de protección a defensorxs de derechos humanos de la Policía Nacional en el que se defendía el accionar de lxs oficiales y se difundía la dirección de la residencia del periodista.
Esta semana también se conoció la amenaza recibida por la periodista Crisma del Mar Tovar Mijares, que trabaja temas de corrupción y denuncias ciudadanas, quien fue interceptada por un hombre en el ingreso a su vivienda que le dijo que la tenían en una lista y que “le van a hacer algo muy malo”. La Federación Colombiana de Periodistas, organización afiliada a la FIP, hizo un llamado a las autoridades para que “le brinden a Crisma del Mar y a todxs lxs periodistas de Arauca y del país las condiciones de seguridad para el desarrollo de sus actividades profesionales”.
Las agresiones a trabajadorxs de prensa en Colombia y el impedimento que ellas significan para el pleno ejercicio del periodismo están enmarcadas en un contexto de violencia institucional que se ha cobrado la vida de múltiples dirigentes y defensorxs de los derechos humanos. El 23 de agosto en Popayán fue asesinado por sicarios el líder estudiantil y comunicador popular Esteban Mosquera Iglesias, quien en 2018 había perdido un ojo tras recibir el impacto de una granada aturdidora disparada por agentes del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) durante una movilización pacífica contra las reformas tributarias impulsadas en aquel momento por el presidente Iván Duque. El ESMAD es la misma división de las fuerzas de seguridad denunciada por las violentas represiones contra el Paro Nacional, de las que fueron víctimas manifestantes y periodistas.
Según un informe de la organización Front Line Defenders, el 53% de los asesinatos de defensroxs de derechos humanos en el mundo durante 2020 sucedieron en Colombia, con un total de 177 personas asesinadas. Esta cifra sumada a los alarmantes números de muertxs, heridxs y detenidxs que se registraron durante la represión a las movilizaciones populares del Paro Nacional, hablan de una crisis humanitaria difícil de ignorar. Por el nivel de violencia institucional desplegada en este contexto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos elaboró un informe en el que expresa su preocupación por "el uso desproporcionado de la fuerza, la violencia basada en género, la violencia étnico-racial, la violencia contra periodistas y contra misiones médicas, irregularidades en los traslados por protección, y denuncias de desaparición; así como el uso de la asistencia militar, de las facultades disciplinarias y de la jurisdicción penal militar".
Desde la Federación Internacional de Periodistas repudiamos las amenazas recibidas por lxs colegas Tejada y Mijares, y exigimos que se instrumenten medidas de protección que garanticen la seguridad y la integridad de lxs periodistas. Asimismo, nos mantenemos en alerta por la violencia incesante de la que son víctimas lxs trabajadorxs de prensa y defensorxs de los derechos humanos, que se enfrentar diariamente a intimidaciones, hostilidad y atentados que buscan horadar su labor. Estos ataques no son otra cosa que ataques a la libertad de expresión, en un evidente intento por acallar las voces críticas que intentan construir otro relato sobre lo que sucede en Colombia.