México: asesinan al hijo de un periodista en Tijuana
Marco Ernesto Islas Flores fue atacado con armas de fuego en la puerta de su casa en la madrugada del domingo 6 de febrero. El crimen fue confirmado en redes sociales por su padre, el periodista Marco Antonio Islas Parra. Horas después, un sospechoso fue aprehendido por las autoridades cerca del lugar del asesinato. A pesar de que Marco Ernesto no era actualmente trabajador de prensa, es indispensable que la investigación por su muerte tenga en cuenta la labor periodística de su padre y de su tío, Víctor Islas. También se deben contemplar sus antecedentes como editor de un sitio de noticias locales. Solo de esta manera se puede garantizar que su crimen no quede impune.
Marco Ernesto Islas Flores, de 31 años, fue asesinado ayer en Tijuana, Baja California, donde hace pocas semanas sucedieron los crímenes de Lourdes Maldonado y Margarito Martínez. En el lugar donde fue atacado, los asesinos dejaron un mensaje escrito en una pancarta en la que aludían a un cambio de “administración” en los grupos criminales de la zona.
Si bien ya hay un sospechoso detenido, los motivos del crimen no están claros. Según el periodista Marco Antonio Islas Parra, padre Marco Ernesto, la zona fue afectada por múltiples hechos de violencia esa misma noche. Sin embargo, es de suma importancia que el protocolo de investigación de crímenes contra la libertad de expresión sea aplicado en este caso para determinar si el asesinato está vinculado a la labor periodística del Islas Parra o su hermano Víctor Islas, ambos reporteros locales. Marco Ernesto también había estado vinculado a tareas de comunicación en el pasado, que deben ser tenidas en cuenta para la investigación. Estos factores no pueden ser ignorados, dado que el país está siendo afectado por una intensa oleada de violencia contra trabajadorxs de prensa desde que comenzó el año.
La Federación Internacional de Periodistas se mantiene alerta ante los avances de la investigación, la cual exige que sea exhaustiva y rápida para dar con todos los responsables, materiales e intelectuales, de este ataque. La impunidad es moneda corriente en los casos de periodistas asesinados en territorio mexicano, por lo cual es necesario un fuerte compromiso de las autoridades locales y el gobierno federal, que hasta ahora no han estado a la altura de las apremiantes circunstancias y se han mantenido inmóviles ante la violencia creciente en la región. La impunidad infunde terror y empuja a lxs trabajadorxs de prensa a replegarse para sobrevivir. Si lxs periodistas están en peligro, también lo están la libertad de expresión y las democracias. La necesidad de medidas efectivas es indiscutible.