Cuatro periodistas de los canales SNT y C9N denunciaron por acoso sexual a un superior, que según afirma el Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP) ha actuado de esta manera de forma sistemática, afectando el desarrollo profesional y la salud física y emocional de numerosas trabajadoras de prensa. Este acosador gozaba de impunidad debido a su renombre y posición de poder, y además contaba con el silencio cómplice de otros directivos de la empresa. Es por esto que varias colegas se vieron obligadas a renunciar para preservarse.
El SPP puso a disposición de las compañeras afectadas su equipo jurídico y emitió un comunicado en el que repudia “este tipo de prácticas que reproducen sistemáticamente la violencia machista en los espacios de trabajo” y hace hincapié en la importancia de que tanto la empresa Alba Visión como las instituciones del estado intervengan para investigar y garantizar la seguridad de las trabajadoras. También reclama que los medios cuenten con protocolos que se activen de inmediato cuando surge una denuncia por violencia de género. En el cierre del documento, el SPP afirma: “ante este tipo de situaciones nos queda claro que el silencio ya no es una opción y la denuncia es un paso para exigir y garantizar justicia, que ninguna colega se sienta acosada o violentada en su lugar de trabajo”.
La Federación Internacional de Periodistas se solidariza con todas las trabajadoras y suscribe a todo lo expresado por su organización afiliada. También exige que se instrumenten todas las medidas necesarias para combatir la violencia machista y atender las denuncias de las trabajadoras, con el objetivo de garantizar espacios de trabajo seguros en los que todas las periodistas tengan las mismas posibilidades que sus colegas varones para desarrollarse profesionalmente. Este caso evidencia la imperiosa necesidad de que el Estado paraguayo ratifique el Convenio 190 y la Recomendación 206 sobre la eliminación de la violencia y el acoso en los espacios de trabajo de la Organización Internacional del Trabajo. Las herramientas están disponibles, las trabajadoras se organizan y reclaman: es hora de que los Estados y las empresas dejen de ignorar la violencia patriarcal y actúen para enfrentarla.